Oliva Ríos, M. (2025). Reseña de Spinoza and the Politics of Freedom. Círculo Spinoziano. 3(1), 74-77.

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Mariela Oliva Ríos

Reseña de Spinoza and the Politics of Freedom, de Dan Taylor

 

El libro de Dan Taylor, Spinoza and the Politics of Freedom (Spinoza y la política de la libertad)[1] se inscribe dentro de una serie de obras por parte de los Spinoza Studies dedicadas al pensamiento de Spinoza y cuyo objetivo es ampliar la comprensión de su filosofía, principalmente en el mundo de habla inglesa. Mediante un análisis minucioso de las obras principales de Spinoza: Ética demostrada según el orden geométrico, el Tratado Teológico Político y el Tratado Político, Taylor nos invita a pensar no solo la actualidad política de su pensamiento en torno a la libertad humana y su inherente condición colectiva, sino también los desafíos que el propio Spinoza enfrento en el contexto filosófico, teológico y político del siglo XVII europeo y sus repercusiones coloniales. Para ello, el autor procura un relato filosófico capaz de ligar el análisis de dicho contexto, la obra y la vida cotidiana del holandés con las lecturas clásicas de su pensamiento político, principalmente en autores como Matheron, Althusser, Deleuze, Negri y Balibar, entre otros, confrontando y siguiendo esas lecturas críticas, y desplazarse entonces a lecturas contemporáneas de autores y autoras como Hannah Arendt, Franz Fanon, Sara Ahmed, entre otros, no necesariamente estudiosos de Spinoza pero que permiten transitar a temas tan actuales como el colonialismo, el feminismo y el populismo, al encarar la complejidad social que implica devenir libres políticamente en términos de un deseo común y alcanzar el florecimiento de “todos y cada uno” [“For One and All”] en colectividad.

      A lo largo de ocho capítulos y una potente conclusión, el autor nos conduce a un viaje que hacia el final del libro llama “un paseo de brujas” [“a whitch’s ride”] (p. 247) –citando una novela de Bernard Malamud–, en el que la pregunta obvia no gira únicamente alrededor de la delimitación textual de lo que significa la libertad para Spinoza, sino quizá dos preguntas profundas que nos permite la lectura del texto, a saber: ¿De qué libertad o bienestar común somos capaces los seres humanos, siendo parte inherente de la potencia infinita de la Naturaleza? ¿Y cuáles son los desafíos de la libertad humana que nos abre el pensamiento político de Spinoza, en términos de los afectos, la imaginación y el deseo? Las respuestas a estas preguntas se entrelazan a lo largo del cuerpo argumentativo del texto, a través de una tensión o “fractura”, dice el autor, entre “lo individual, lo comunal y lo universal” [“The Individual-Communal-Universal”] (pp. 4, 125-159, 252). En ese sentido, el autor inicia este paseo con un problema central del pensamiento ético-político de Spinoza: la servidumbre humana y la superstición. Tal condición de dominación y vulnerabilidad afectiva conlleva no solo a una debilidad mental y corporal, con su consecuente producción de afectos tristes e ideas dañinas para nosotros mismos, sino a la pérdida de lo común, luchando entonces por nuestra esclavitud como si se tratase de nuestra salvación, tema fundamental del Tratado Teológico Político (TTP) y por tanto de vital importancia en su política de los afectos. 

     Taylor nos conduce a pensar con cautela y esfuerzo –en profunda sintonía con Spinoza– cómo esta pasividad se vincula con condiciones sociales y políticas determinadas, por lo que pensar la libertad en términos spinozianos significa atender a la causa de los afectos no capturados por el miedo y la esperanza; es decir, la libertad de esta identificación imaginativa sólo es posible, concluye el autor en esta parte, mediante el desarrollo y mantenimiento de relaciones de empoderamiento con otros (p. 39). 

     Taylor sostiene que Spinoza elabora una de las afirmaciones más estridentes en la historia de la filosofía respecto a la libertad humana, al considerarla junto con el poder como una con la naturaleza, es decir, guiados por el común entendimiento de sus leyes; de ahí la necesaria comprensión de nuestra esencia, el deseo y los afectos. Pero, entonces, ¿cómo puede el recurso de nuestra servidumbre convertirse en un medio para la liberación? (p. 69). En esto radica la dificultad del deseo en términos políticos, que escapan a su mera consideración psicológica o terapéutica. Al respecto, dos cuestiones son centrales: por un lado, la comprensión de lo que significa la noción de Naturaleza y derecho natural en Spinoza y su metafísica del poder, a pesar del silencio frente al comercio de esclavos que mantiene; y, por otro, el carácter no moral del deseo y los afectos, que defiende en su oposición a la existencia del libre albedrío. 

     El conatus, la fuerza con la que todas las cosas perseveran en la existencia, de acuerdo con Spinoza, constituye el fundamento de la vida ética, por lo que hay una equivalencia entre el poder y la libertad, esto es, la simultaneidad de la agendi potentia del cuerpo y la cogitandi potentia de la mente y la capacidad de ser causa activa del deseo de libertad común.

     Es sobre esta base fundamental que el autor trabajará en su propuesta más virtuosa en el texto, la del deseo de una colectividad compartida, y apelará a un Spinoza colectivista cuya fuerza revolucionaria radica precisamente en lo que permite pensar más allá de su contexto, es decir, en nuestras vicisitudes actuales, nuestras violencias estructurales y quizá nuestros propios silencios, para dirigirse si no hacia una democracia radical, sí hacia un populismo spinoziano, que resuena con las luchas colectivas feministas en la construcción de lo común. Pero, antes de llegar a esto, el autor nos propone analizar lo que considero tres momentos clave en el ritmo de su relato: por un lado, el problema de la Akrasia; por otro, el esquema de unanimidad; y, finalmente, la Cadenza.

     El problema afectivo de la Akrasia (“Veo lo mejor y hago lo peor” en Medea) pone en juego la noción del deseo en Spinoza como la esencia del ser humano. Este hacer repetitivo de la akrasia conduce a la pregunta: ¿de qué somos conscientes?, y el autor señala que es precisamente mediante la comprensión de nuestros deseos que es posible transformar sus efectos –porque somos conscientes de desearlo–, esto es, reprogramar los afectos y entender cómo limitan la cooperación mutua, de suerte que la imaginación se pone al servicio de la razón amorosa, como vía para dar cuenta de la interdependencia e interconexión que nos constituye. Entonces, siguiendo a Mark Fisher, lo importante no es el camino, sino cómo se camina y, por tanto: “Maximizar nuestros deseos alegres es, como todo lo demás en la filosofía de la libertad humana en Spinoza, un empeño colectivo” [“Maximissing our joyous desire is, like everthing else in Spinoza´s philosophy of human freedom, a collective endeavour”] (p. 117).  Contrario a los estudios que consideran a Spinoza un individualista, el autor sostiene que es un colectivista, porque su política de la libertad está arraigada al deseo de un poder colectivo. Es decir, la libertad individual solo es posible en sociedad y esta, a su vez, se realiza en la práctica cotidiana del bien común, sin que esto conlleve a un utopismo o a los extremos a los que conduce el realismo y el idealismo. El autor afirma que hay algo más plástico y contingente en el valor de la imaginación.

     El “esquema de unanimidad” no es sino la experiencia de la deliberación asamblearia, propia de todo proceso democrático, entendido como actividad y actualización de un sentimiento de participación comunal. Sin embargo, es aquí donde el autor establece una distinción entre comunidad y colectividad, para dar paso a la escritura de la Cadenza y el deseo que resiste a la dominación propia de la pasividad afectiva del miedo, la esperanza y el odio. Siguiendo a Gramsci, Reich y Fisher, respecto a la restauración del sentido común, el autor pone en juego lo que considera la promesa práctica de la verdadera libertad, cuyo carácter es común y colectivo. El registro de este desear común que traza el camino de la resistencia encuentra en la emulación más que en la indignación su potencial colectivo, dado que se trata del único afecto del deseo cuyo carácter es imitativo. Ahí se cifra el populismo spinoziano, donde la imagen del hombre libre deviene en imagen colectiva y, por qué no decir, en imagen cósmica de la vida y la libertad política de la que somos capaces. Así, el tributo que Taylor expresa, a través de este trabajo, a las alegrías colectivas que el pensamiento de su maestro Mark Fisher trajo a la vida en tanto pensador de la inmanencia deja clara la apuesta de este paseo: “Una política emancipatoria siempre debe destruir la apariencia de un orden natural, debe revelar lo que es presentado como necesario e inevitable a ser mera contingencia, así como debe hacer que lo que antes se consideraba imposible parezca alcanzable” [“Emancipatory politics must always destroy the appereance of `natural order´, must reveal what is presented as necessary and inevitable to be a mere contingency, just as it must make what was previously deemed to be impossible seem attainable.”] (pp. 254-255).

 

Referencia

Taylor, D. (2021). Spinoza and the Politics of freedom. Edinburgh University Press.

[1] La traducción es mía. A lo largo de la reseña, haré las traducciones correspondientes junto con la cita textual en inglés en corchetes, cuando sea el caso. Advierto que no hay una traducción en español del texto, por lo que me atrevo a realizar mi propia traducción.